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Los buenos encuentros pueden ser repentinos, discontinuos, dispersos, intermitentes, rotos o glitcheados. Tratar de encontrar linealidad en subjetividades estalladas por la codificación que vivimos es prácticamente imposible o una mala ficción. Ficcionar, en este caso: mundos posibles, universos paralelos, territorios utópicos es quizá la única instancia reificante; hacer real no es más que otra ficción que irremediablemente se produce, precisamente en estos tipos de encuentros. Quizás hay universos paralelos incendiándose y otros naciendo; esa potencia imaginaria es lo que se transmuta de alguna u otra forma en este encarnar.

No todo buen encuentro es compositivo; existe la posibilidad en potencia de que solo sean interacciones fallidas, intermitentes, pero no quita que, en esa dimensión cuasi ficticia, haya grados de composición. Probablemente habría que hablar de materia y energía al respecto, más que de cuerpos y afectos; todo en un ciframiento intermitente, momentáneo, disperso. De alguna manera, los cuerpos sí varían y se mueven en esas intensidades e intermitencias, o bien devienen en ese campo de gradientes, que no coinciden con los cuerpos y afectos en un plano ético; son otras dimensiones de la materia que sin necesidad de volverse obvias, se vuelven líneas compositivas o de riesgo, son ficcionales, son inasibles, devienen siempre virtuales y reales a la vez.

De alguna forma, es entender de manera digital la afectación psíquica de la materialidad que nos compone, más allá de si las decisiones pasan por otros planos. Son pequeñas líneas de fuga creativas que no contienen en sí consistencia; solo la ficción es quien le atribuye esa posibilidad.

"Glitchedinteractions" no es más que una hoja de ruta de un encuentro glitcheado, disperso, estallado e indescifrable; es solo encarnar esa potencia ficticia de los encuentros, todo encuentro hay que celebrarlo.